dimarts, 17 de març del 2009

Excel·lent article...

Qui ho llegís diumenge passat al DiariodeMallorca estarà d'acord amb mi. No calen comentaris addicionals...

http://www.diariodemallorca.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2009031500_13_445008__Ultima-Urbanizadora-Mallorquina

boulevard

UM (Urbanizadora Mallorquina)




Enviar
Imprimir
Aumentar el texto
Reducir el texto
Josep Mascaró, el centenario global de
Coca-Cola, ha llegado a los 102 gracias a que vive en un municipio mallorquín
sin campos de golf y con un solo hotel. Urbanizadora Mallorquina quiere acabar
con esa discriminación. Foto: Tomeu Obrador

MATÍAS VALLÉS Si le excitan los deportes de bajo riesgo, hoy puede
encontrar usted plaza en la veintena de campos de golf mallorquines, para usted
y para unas docenas de acompañantes. Más aún, puede comprarse entera cada
instalación, y le envolverán unos caddies de propina. En conclusión, se hace
imprescindible construir más campos de golf en Mallorca, y a ello se encomendará
UM -Urbanizadora Mallorquina- bajo la tutela de Francesc Antich, president de
Babia.
El País Vasco no inaugurará la confraternización de PP y PSOE. Balears
fue pionera en esa coyunda, cuando el Govern semiprogresista fue asaltado por
Miquel Nadal, presidente de UP -Unió Palmesana-. Nos condenó a su gesto
permanentemente ulcerado, como si le debiéramos algo. Cada vez que aparece en
una foto, nos embarga la sensación de que pasaportamos a Miami al político
equivocado. La confusión es comprensible, encarnan los mismos
valores.
Balears vive pendiente de los caprichitos de Miquel Nadal, que un
día quiere ser mariscal de Turismo y, al siguiente, archipámpano de Palma. UM se
suicidó al nombrarlo, y esta semana ha dado otro paso hacia la irrelevancia de
la mano de un campo de golf, proyecto nacionalista donde los haya. Gracias a que
finalmente disponemos de un Govern sensible al paisaje, el pasado domingo
hablábamos de la cuchillada a Mallorca en Son Espases, y este domingo podemos
elegir entre una golfería o un hotel de nueve plantas nueve en la fachada
marítima de Palma, gentileza de la izquierda ecologista.
Mallorca necesita un
campo de golf menos que a Urbanizadora Mallorquina, pero las credenciales de
Miquel Nadal se sustanciaron cuando fue vicepresidente del Consell Inmobiliario
de Mallorca que habilitó Son Espases -rapapolvo del Supremo madrileño-, el Plan
de Destrucción Territorial de Mallorca y, sobre todo, Can Domenge. En buena
lógica nacionalista, este proyecto fue regalado a la constructora española que
pagó lo pactado. Cuando el asunto se enfocó hacia el Código Penal, el presidente
del PP en UM corrió a desmarcarse.
Sin embargo, la figura más pintoresca de
Urbanizadora Mallorquina es el maestro de obras Josep Melià, de la estirpe
política de los grandes tránsfugas que dio Balears, y que siempre acababan
sustentando al cañellismo. Su discurso explica por sí solo que UM no pueda
competir jamás con PNV o CiU, y sus rebrotes enardecidos traducen una secreta
envidia de la derecha troncal encarnada por Carlos Delgado. Ni siquiera se ha
enterado todavía de que su partido gobierna la comunidad, y su campo de golf
nacionalista confirma que su Mallorca soñada se llama Disneylandia. Es
parlamentario porque la mediocridad siempre ha estado muy sobrevalorada en la
isla, pero ya verán cómo se las apañará para ser el primero en traicionar el
Pacto. Desde el puritito nacionalismo, claro.
Antich es el culpable de la
astracanada permanente de su Govern, que compite en comicidad con la
autodisolución corrupta del PP. El president se puso disciplinadamente a las
órdenes del urbanizador Miquel Nadal, como hace con todos los mamíferos que se
cruzan en su camino. Tiene una solución, y sentimos repetirnos. Basta con
mostrarle a su conseller la lista de dos centenares de altos cargos de UM en el
Govern a quienes puede destituir de inmediato, con lo que se quedan sin un
sueldo de decenas de miles de euros que no merecen, durante al menos medio año.
¿Verdad que más de un nacionalista se replantea su fidelidad con sólo leer este
párrafo?
La liquidación de UM es lo mejor -lo único- que Nadal puede hacer
por Mallorca, pero nos ceñiremos al análisis político. Ningún partido en la
historia de la humanidad ha logrado que los ciudadanos sufraguen el empleo de un
diez por ciento de sus votantes. Un militante, un sueldo. O dos. La preservación
del botín bajo la coartada nacionalista reposa en que PP y PSOE no crezcan
demasiado ni se hundan, pero ese razonamiento escapa a las capacidades de los
rectores de Urbanizadora Mallorquina. (Cambie de tercio, que sus argumentos
derivan hacia la circularidad).
Desde Baltasar Garzón en la Audiencia
Nacional, pasando por el Tribunal Superior de Balears, la Audiencia Provincial y
los juzgados de Instrucción, se ha puesto de moda que leguleyos internacionales
y locales se querellen contra los jueces. En una sección sin ninguna simpatía
con el colaboracionismo de una parte de la judicatura mallorquina, y desde la
convicción de que la simpatía es mutua, en esta guerra nos colocamos a ciegas
del lado de los magistrados. La defensa de la ciudadanía está en manos de los
tribunales, no de profesionales de la ley que cobran mil millones de pesetas por
una suspensión de pagos o que se forran con el narcotráfico. Los dos casos más
flagrantes de corrupción política balear fueron neutralizados por jueces cuyo
vínculo con los acusados era más fuerte que una consanguinidad en primer grado.
Aun así, confiamos en el sistema. Estadísticamente, tras cada ultraje a Mallorca
hay un jurista muy bien remunerado, y a menudo nacionalista. Enfrente ha habido
menos.
Para rematar el desastre, nuestros Bonnie y Clyde pueden acabar en
boda. Menuda condena, nunca se escarmienta. Como diría la consellera Joana
Barceló, excepto el día del hundimiento de Cala Rajada que costó la vida a
cuatro trabajadores, y el día del hundimiento de la estación de Alcúdia que dejó
malherida a otra media docena, vivimos una etapa de extraordinaria seguridad
laboral. Y así sucesivamente.
Campos quiere un campo de golf porque envejece.
Debían considerarlo un privilegio, el triunfo en la carrera de la vida consiste
en llegar el último. ¿Cuál es la esperanza de vida en ese municipio?, ¿por qué
hay proporcionalmente más centenarios en la part forana que en Palma?, ¿tanta
prisa tiene el ayuntamiento de Campos por aligearr su carga demográfica? Josep
Mascaró, a quien Coca-Cola ha consagrado como el centenario global sin salir de
Vilafranca, ha llegado a los 102 gracias a que vive en un municipio mallorquín
sin campos de golf, con un solo hotel y una incidencia mínima de bárbaros que
llevan sandalias con calcetines blancos. Urbanizadora Mallorquina quiere acabar
con esa discriminación.
Reflexión dominical golfista: "Los niños mallorquines
quieren ser como Rafael Nadal, pero sus padres quieren ser como Carlos Moyá" (M.
Fernández).


Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada